lunes, 18 de febrero de 2013

EL ESPAÑOL QUE INVENTO LA RADIO

Si, si, un español. Esta es la historia de Julio Cervera, quien desarrolló un equipo de radio, once años antes que Marconi y logró transmitir la voz sin cables de Alicante a Ibiza. RTVE nos ofrecer en "Imprescindible" un reportaje especial sobre este ingeniero, aventurero e inventor. 

PIONERO. Julio Cervera (dcha.) trabajó con Marconi (izqda.) en Londres. A su regreso a España desarrolló los principios de la radio antes que el italiano.

 
¿Por qué, pues, se ha considerado a Marconi y no a Cervera el padre de la radio?

La situación de España en las primeras décadas del siglo XX, con las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas recién perdidas y en guerra con Marruecos, no era la mejor para que el Ejército financiase investigaciones. Por otra parte, añade el profesor Faus, está el proverbial Que inventen ellos. Y finalmente, quizá lo más importante, Cervera nunca tuvo una madre como mamá Marconi.
Cuando, con apenas 20 años, el joven italiano empezó a experimentar en su país con las ondas hertzianas, su madre, Annie Jameson, de origen irlandés, fue una de las personas que antes intuyó la trascendencia de los trabajos de su hijo y se lo llevó a Inglaterra.Allí, un primo de su madre, Henry Jameson, coronel del Ejército con excelentes conexiones en la alta sociedad, se encargó de presentarle a William Preece, responsable del servicio de Correos británico, a quien fascinó la idea de desarrollar un sistema de telegrafía sin hilos. Desde el principio Marconi contó con todo el apoyo. La reina Victoria bendecía sus inventos, el Times publicitaba cada avance.
En 1909 le concedieron el Premio Nobel de Física. Para entonces la pista de Cervera ya está perdida. Casado y con dos hijas, no sólo había trabajado en la telegrafía y la telefonía sin hilos.Entre sus patentes había proyectos de control remoto de buques y armas. También fundó una Escuela de Ingenieros en Valencia.De su mano salieron manuales que conformaban la mitad del plan de estudios. A pesar de ello, apenas se conoce su nombre. Por no saber, no se sabe ni la fecha de su muerte.
La falta de financiación y de interés por parte las autoridades de la época, junto a la mentalidad española de entonces resumida en la frase '¡que inventen ellos!', condenó el invento al olvido.